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Propiedades del ajo

El ajo es un condimento que a día de hoy se ha vuelto imprescindible en la cocina de todo el mundo. Se usa como ingrediente o como condimento; se añade entero, laminado o en polvo; ha llegado punto en el que incluso existe el concepto “sal de ajo”.

El ajo aporta un sabor muy particular y a estas alturas indispensable en casi todas las comidas que se cocinan a lo largo del mundo. Aun pasando inadvertido en algunas recetas, se trata de un alimento que rara vez sobra, ya que se puede servir con todo tipo de platos: carnes, pescados, pastas, arroces… incluso forma parte de combinaciones tan extendidas como son el alioli o la ajonesa, que para muchos es incluso mejor que la mayonesa de toda la vida.

Pero lo mejor del ajo no es, aunque parezca sorprendente, ni su sabor, ni su increíble capacidad para adaptarse a todos los platos en los que se le incluye, sino todas las propiedades que contiene y que nos aporta casi a diario, debido precisamente a su presencia constante.

Beneficios del ajo

Alto valor nutritivo. El ajo contiene en sí mismo un auténtico cóctel de nutrientes y vitaminas que son muy beneficiosos para nuestra salud. Dentro de ese cóctel encontramos vitaminas como la C o la B6, que son vitaminas imprescindibles para nuestro correcto desarrollo y el buen funcionamiento de nuestra sangre, y nutrientes como el calcio, el cobre o el potasio, por lo que, aun tratándose de un alimento tan cotidiano, contiene muchas de las propiedades que necesitamos para estar sanos. Además, pese a tener un alto valor nutritivo, tiene una carga calórica muy baja, lo que también nos resulta beneficioso.

Es antioxidante. El ajo es un alimento en sí mismo antioxidante, por lo que ayuda a prevenir el envejecimiento y contribuye a evitar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o la demencia. Además, gracias a su cualidad de antioxidante nos protege de los daños celulares.

Ayuda a controlar el colesterol. Si bien este alimento no ayuda a subir los niveles de lo que conocemos como el colesterol bueno, lo cierto es que el ajo ayuda a reducir el colesterol malo, lo que resulta siempre una ventaja puesto que es este último el que más nos perjudica. Este descenso del colesterol ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares, y dado que el ajo posee propiedades anticoagulantes, también contribuye a mejorar la circulación.

Ayuda a tratar enfermedades. El ajo es uno de los elementos más conocidos para tratar enfermedades comunes como pueden ser los resfriados, ya que está demostrado que gracias a sus propiedades ayuda a suavizar los síntomas de este tipo de afecciones y, además, también facilita que el período de malestar se reduzca, haciendo que la enfermedad acabe antes.

Ayuda a combatir el asma. El ajo tiene cualidades expectorantes, lo que significa que contribuye a expulsar secreciones bronquiales, que son las que suelen dificultar el correcto funcionamiento de las vías respiratorias. Debido a esto, el ajo se suele recomendar para tratar afecciones tales como el asma o la bronquitis, ya que ayuda a despejar estas vías.

Reduce el riesgo de hipertensión. Este alimento ayuda a reducir la presión sanguínea, por lo que previene o disminuye el riesgo de hipertensión, afección que podría derivarse en enfermedades cardiovasculares más graves.

Antibiótico natural. El ajo posee cualidades antibióticas naturales, por lo que puede ser un arma muy útil contra las infecciones. Además, al tratarse de un alimento natural no contiene los complementos tóxicos que suelen incluir la medicación química, por lo que se trata de una opción muy positiva y sana para tratar este tipo de problemas. No obstante, siempre es recomendable acudir a un médico para una opinión más concreta: el ajo sirve como prevención, pero no necesariamente como tratamiento.

Contraindicaciones del ajo

Todos habremos escuchado alguna vez la expresión de que algo “se repite más que el ajo”. Esta expresión procede, efectivamente, de que el ajo contiene una serie de propiedades que no facilitan precisamente su digestión, por lo que no es enteramente recomendable que personas con el estómago delicado ingieran mucha cantidad de ajo, ya que esto podría derivar en irritaciones más graves de las mucosas.

También es recomendable que las personas que padecen hipertiroidismo consulten con su médico antes de consumir ajo, ya que este alimento tiene un alto contenido en yodo y podría incrementar la secreción del tipo de toxinas que la gente con esta afección ya produce en exceso.

Finalmente, habrá de tenerse cuidado si se pretende combinar el ajo con fármacos cuyos fines se asemejen a las propiedades de este alimento. Esto quiere decir que, en caso de estar tomando algún medicamento anticoagulante, por ejemplo, probablemente deberían evitar el ajo, ya que este también es anticoagulante y esta combinación podría resultar contraproducente. En este tipo de casos, lo mejor es siempre consultar un médico.